jueves, 5 de junio de 2008

Duérmete niño...duérmete ya...



El título de este post no es más que una burda ironía ante la tortura que deben estar viviendo los vecinos de la calle Santa María Magdalena a la altura de la calle San José.

No hay que ser un genio ni un especialista en contamicación acústica para darse cuenta de que esta situación deja muy de lejos los límites máximos de emisión de ruido en horarios diurno y ya ni qué decir del horario nocturno.

Sería interesante saber qué piensa el responsable de la obra, el dueño de la empresa, el técnico municipal que debe controlar la obra y en última instancia Urbanismo.

¿Será necesario recordarles la existencia y vigencia del Decreto 326/2003, de 25/11, por el que se aprueba el Reglamento de Protección contra la Contaminación Acústica?

El que tenga oídos que escuche...si es que puede.

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